Oscuridad, la determinación no valía de nada cuando no podías ver
(Golpeteo, Golpeteo) - ¿¡Pero que es!? -
El salón superior se inundaba de insensatez y de voces testarudas, segadas entre la ignorancia
- Suena a agua, huele a sangre, el silencio me sabe amargo, a sucio... Sí, a suciedad, enmohecido, como el descuido mismo... -
Había demasiado silencio, tanto que los aullidos del viento, camuflados, entraban en forma de voces
- ¡Salgamos!, ¡Huyamos!, ¡Corramos sin saber a donde! -
Mi conciencia jugaba partida doble y se apoderaba de todas las fichas para hacerme perder conciencia, para hacerme inerte, inútil, frenético, ¡Esquizofrénico!
- Torbellino, torbellino, huele a lluvia, a tormenta... ¡Palpa!, ¡Siente!, ¡Déjame sentir!... -
Toqué sin contradecir a mi conciencia, pero solo sentía el suelo duro y áspero y los grilletes no permitían que me moviese mucho, pero en ese reducido espacio lograba sentir lo escabroso del sitio, y abría movido mis piernas de no ser porque no las sentía, se encontraban estáticas, sumidas en un sueño inmóvil
- ¿¡Don estoy!?, ¡Este no es el salón!, ¡Dime donde estamos!, ¿¡Qué rayos!? -
De nuevo, el viento soplaba de nuevo, susurrando mentiras que me hacían enloquecer (Susurros, quejidos... las hojas que callan se mueven coléricas)
- ¡Cállalo!, ¡Calla al viento! ¿Por que nos dice que estamos lejos?, ¡No!, ¡Cállalo!... dile que se detenga, que no me grite al oído que estamos perdidos...-
Traté de incorporar mi cuerpo, pero estaba inmóvil, solo podía mover mis manos, y sentía pesados los grilletes. Cuanto desconcierto, trataba de mantener la calma... Pero, ¿Que es lo ocurre? (Que ocurre, Que ocurre, Que ocurre)
- ¡Cállalo!... De nuevo, el viento me dice que no hay salida -
¿Por qué estaba tan calmo?, ¿Tan insípido?
-¡¡REACCIONA!, ¿¡QUE NO VES QUE ESTÁS DOPADO!?...
Fugacidad, destellos de luz tránsfuga, escalofríos que calan todo el cuerpo, helada nocturna que estremece el alma, imágenes perdidas... Que enceguecen.
-¡Quema!, ¿Por qué quema?, ¿Qué es? -
Venían a mí imágenes en fuga, fugitivas de la presión y la opresión, imágenes de pasillos estrechos y largos, de candelabros cristalinos y luminosos, de luces purpúreas, imágenes sin sonido, todas calmas, de un rostro fornido que se mostraba ajeno al dolor, casi sonriente, casi blando, casi arrogante, casi pedante. Y otra vez venía esa pregunta ¿De donde?
-Tengo miedo, ¡Levántate!, ¡Corre!, -
Respiraba con hiperventilación, me daba cuenta que durante mucho o poco tiempo había perdido totalmente la lucidez, el control de mi cuerpo, había dejado de ser yo mismo. Cerré con fuerza mis ojos, temblando de la cabeza a los pies e intentando moverme de nuevo con todo el brío que me fuese posible, y casi al instante cientos y cientos de punzadas voraces carcomieron cada parte de mi cuerpo, ardiéndome sobre la piel y el olor a sangre era tan fuerte que le asemejaba con la muerte, con aspaviento, con tetricidad.
Junté mis piernas con mis brazos y toqué con asco y pánico montones de llagas sobre mi piel desnuda
-¡No! - Ahogué un aullido escandaloso mientras el viento hacía el efecto de alcohol etílico en mi espalda, sobre largas aberturas que aparentaban ser de latigazos